RECETAS PARA HACER

 

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A la hora de utilizar la planta en su estado natural, hay que saber cómo hacerlo, porque si bien de esta manera contamos con las garantías máximas  de pureza de la misma, también  es cierto que resulta mucho más fácil destruir sus enormes potenciales curativos.

Ahora ofreceremos unas pautas sobre cómo proceder, y también cómo nunca debemos hacerlo, cuando queremos hacer uso de las propiedades de la planta  en su estado natural.

EL USO MÁS FÁCIL: EL CUIDADO DE LA PIEL

 

Lo primero, recordar que la hoja que queramos utilizar ha de ser una hoja madura de más de tres años de edad, obtenida de la parte exterior de la planta , y después de haber evitado el riego o la lluvia durante los 4 o 5 días  previos a la cosecha, para que sus propiedades se encuentren concentradas al máximo.

Para hacer un uso de primeros auxilios, como una quemadura, o tratamiento de cualquier afección dermatológica (psoriasis, manchas en la piel, granitos...) el sistema más recomendado consiste en cortar la hoja longitudinalmente, a lo largo, y proceder a abrirla en dos, para aplicar ambas caras de la hoja sobre la zona afectada. Resulta más efectivo si no se pela la planta, de esta manera cuando la piel se encuentra en contacto directo con el interior de la planta, absorbe todos los fluidos internos de la pulpa (es importante limpiar previamente la corteza de la parte de la planta que vamos a usar)

JUGOS DE ALOE

El jugo de aloe puede ingerirse en su estado natural o bien mezclado con agua o cualquier otro zumo. Antes de proceder a licuar la hoja se debe pelar y tener la precaución de extraer al menos  como unos 2 milímetros de pulpa junto con la piel, ya que en esta zona se concentra la aloína con su peculiar sabor amargo. Es aconsejable lavar con abundante agua el trozo de planta ya cortada que vayamos a utilizar . Seguidamente lo pasamos por la licuadora y bebemos el zumo extraído. El zumo es la parte más difícil de conservar, dado su alto grado de oxidación. Lo más recomendable es licuar sólo la parte que vayamos a consumir.

LA PULPA: UNA MASA MOLDEABLE PARA USO EXTERNO

La pulpa, desprovista del zumo, puede tener un uso parecido al de la hoja fresca, en aplicaciones de forma externa. Aplicada en forma de compresa (envolviéndolo en una gasa y cualquier tejido fino y suave) puede cubrir espacios más amplios que la hoja, así como zonas de difícil acceso para la misma (encías, oídos, fosas nasales)

Las cataplasmas frías o calientes o bien inhalaciones (después de diluir la pulpa en agua hirviendo) son otra forma de uso de la pulpa de aloe vera.

ALOE EN POLVO

Podemos utilizar las hojas, los recortes de las hojas que no se aprovechan en aplicaciones directas o las cortezas que eliminamos cuando hacemos uso interno de la planta. También puede utilizarse la fibra que queda en la licuadora después de extraer el zumo. Los pasos a seguir serían: machacamos los trozos (o los trituramos) y la pasta resultante la colocamos al sol durante varios días, hasta que esté lo suficientemente seca como para poder molerla y obtener el polvo. Otra opción sería acelerar el proceso de deshidratación colocándolo en un horno a temperatura baja para que no se queme.

Con el polvo, se pueden elaborar infusiones, hacer inhalaciones  e incluso caramelos. Se debe conservar en frascos oscuros que no dejen pasar la luz, en un lugar fresco y seco o en la nevera. Las infusiones de polvo de aloe, son recomendables para evitar los mareos en los viajes, accesos fuertes de tos y para afecciones bucales como gargarismo.

CONSERVACIÓN DE LA HOJA

Para conservar en perfecto estado el sobrante de una hoja, es conveniente guardarlo en la nevera, sin pelar, dentro de una hoja de plástico o envuelto en una hoja de polietileno transparente (film). Así conservado este trozo de aloe puede conservar sus propiedades al máximo durante algo más de una semana. Si queremos mantenerla más tiempo, podemos meterla en un frasco y cubrirla con una mezcla de agua y alcohol, que deberá renovarse cada 15 o 20 días. De esta forma, se conservarán alrededor de tres o cuatro meses. Si la hoja es muy grande, tendremos que cortarla en trozos para que quepa en el recipiente, lo cual afectará a sus propiedades disminuyendo su tiempo de conservación, que oscilará entre uno y tres meses.


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Fuente: "Aloe vera: la planta de las mil caras (y todas buenas)". Mariè Morales López. Tikal Ediciones.