La botella que contiene
vino está elegida por el productor del
mismo entre varias de las establecidas como normales por las regiones de
producción, como las francesas bordelesa, borgoñona o de
champagne, la italiana de chianti, la española de jerez,
las alemanas renana (de la cuenca del
Rin) y franconia,
que son (entre otras) las admitidas por los productores de vino. Las
que contendrán vino tinto o cava deben ser de
vidrio oscuro, para
impedir la actuación perniciosa de los rayos solares en el contenido. Las
de vino blanco normalmente son de cristal más traslúcido para
apreciar los distintos matices de color. Algunos productores
presentan las botellas con una especie de tela de saco o similar
alrededor de la botella, para mantener mejor su temperatura.
A la hora de servir el vino (normalmente los tintos) existen diferentes tipos de botellas o
recipientes que ayudan al decantado del mismo, para evitar servir en la copa
los posibles 'posos' naturales del vino. Del mismo modo, el
vino se deja
reposar en ellos para apreciar todos los matices de color que presenta, pues
las formas de estos recipientes permite no solo su decantación
sino también el observar cómodamente todos los colores del vino en los
bordes afilados de estos.
También se utilizan otros recipientes denominados 'servidores' en
los que se decanta el vino para obtener una mayor oxigenación o,
simplemente, para añadir un toque exótico o de elegancia en la presentación,
sobre todo cuando la botella se extrae de la bodega y viene con la etiqueta
algo deteriorada. Es importante que estos recipientes, tanto los
decantadores como los servidores estén a temperatura
ambiente o lo más próxima a la de la botella abierta, para no producir
cambios bruscos de temperatura del vino que alteren su natural proceso
de oxigenación.
Las copas de vino han ido cambiando a lo largo de los tiempos,
como atestigua esta antigua copa cerámica extraída en una excavación
arqueológica, hasta nuestros días, en que el uso adecuado del vidrio
(o del cristal) permite la fabricación de
copas que ayudan a
apreciar adecuadamente las características de color y aromas que
acompañan al deleite de los caldos.
Sobre las copas en que se sirven los distintos vinos, la forma debe ser
adecuada para contener el 'caldo' sin que pierda rápidamente sus
aromas, para que el degustador pueda apreciar los olores característicos de
cada vino, ser muy transparente para distinguir todos los matices de color
que presenta cada vino y tener un pie que permita manejar la copa sin
calentar la parte que contiene el preciado caldo. Las copas de vino también
están clasificadas por los tipos de uva que van a contener. Para
los cavas, cada vez está más extendida la opinión de que deben
servirse en copas igualmente adecuadas para obtener y apreciar matices y
colores, aunque algo más cerrada para evitar la rápida difusión de los
componentes gaseosos que incorporan.